Experiencias

A continuación os dejamos con los testimonios de personas reales que han sufrido trastornos de la alimentación y cómo han logrado superarlos. Ya sabéis, "es muy pronto, no te rindas".

Testimonio de Victoria publicado en la página de ADANER:

"Mi nombre es Victoria, tengo 25 años, siempre había creído que mi nombre me iba a llevar a su significado.
Pero esto cambio cuando mi historia se convirtió en una enfermedad, que por suerte o desgracia es muy conocida actualmente, anorexia y bulimia. [...] Todo empezó como un juego, un juego que consistía en ser perfecta físicamente, todas mis amigas tenían un físico que yo envidiaba, quería ser como ellas y poder ser perfecta.
Empecé a sentirme excluida de los grupos de amigos que tenia en la escuela, me veía gorda y me sentía estúpida con mi físico. [...] tras verme fatal físicamente y querer desaparecer cada día cuando me levantaba y me miraba al espejo, empecé a hacer ejercicio físico obsesionadamente, después de cada comida sacarlo todo, llegando a comer tan solo una galleta y no poder quedármela dentro de mi cuerpo. Durante 2 años enteros de mi vida estuve vomitando todo lo que entraba en mi cuerpo, me excluía de la sociedad, de mis amigos, hasta llegué a querer suicidarme cortándome las venas, ya nada importaba en mi vida… solo mi físico, y aunque yo no lo veía estaba en los huesos, apunto de morir por falta de alimento.
Tras un año de lucha diaria, de psiquiatra semanal, de vigilancia las 24 horas del día, me dijeron que tenían que ingresarme si no aumentaba un gramo en una semana…
Yo me alarmé muchísimo y no quería esto en mi vida, para nada… Tenía miedo de que me controlaran, de perder mi vida diaria, de volverme loca bajo control de personas que no me conocían ni siquiera… Una mañana me levanté y me pregunté: - ¿si he sido capaz de haber luchado dos años de mi vida queriendo destruir mi cuerpo y autolesionarme, como no voy a ser capaz de luchar para querer afrontarlo y curarme de este trastorno mental?
Allí fue cuando cambio mi vida. 
Hace 3 años y medio que estoy recuperada de esa enfermedad, y os puedo asegurar que las consecuencias son terribles, y desearía que todas las chicas que pasan por esto, supieran algunas de esas consecuencias. A lo mejor si todas nosotras lo supiéramos no caeríamos en esa cruel enfermedad".



Testimonio de Cielo Latini, la autora del libro "Abzurdah", publicado en el diario El País:

"Os lo contaré todo. La anorexia empezó en mí desde muy chica, cuando tenía 12 años y pesaba 64 kilos. A esa edad, los amigos y amigas son muy crueles, y yo me sentía marginada. Soy la mayor de tres hermanos, por lo que en mi familia yo debía ser la que diera el ejemplo en todo: como estudiante, ejemplo de excelencia. Como deportista, también la mejor; y además tenía que ser ejemplo de liderazgo en todo cuanto emprendiera. [...] De chica nunca tuve amigas, y yo quería ser perfecta creyendo que era la manera de que la gente me aceptara. [...]  Os tengo que contar que fui víctima de malos tratos. Tuve un desengaño amoroso con un hombre 10 años mayor que yo. [...] Vomité por primera vez después de haber ido a cenar a un local de comida rápida. Después del vómito me sentí aliviada. Pero con el tiempo, en lugar de comer y vomitar, como esa vez y luego muchas veces, dejé de comer. [...] Lo máximo que estuve sin comer fueron 11 días; los demás días, durante tres meses, sólo comía una manzana o tomaba mucha agua... En esos tres meses bajé 10 kilos.
Yo no lo sabía, pero realmente estaba ciega. Ana me manipulaba. [...] Estuve casi muerta, tuve los primeros intentos de suicidio, vi el mundo distorsionado, sentía olores que nunca había conocido. [...] Por eso abrí una página Pro Ana, una página que llamé Me como a mí. [...] Me como a mí fue la primera página Pro Ana en castellano. Fue un éxito. Me escribían cientos de chicas para agradecerme el haber creado Me como a mí. Con mis lectoras hacíamos competencias todas las semanas para ver quién había adelgazado más. Me volví obsesiva, contaba las calorías y había días en los que sólo ingería un sobrecito de sacarina. Una persona necesita cada día alrededor de 1.200 calorías para sobrevivir, y yo como máximo ingería 300. [...] Quiero contaros cómo me recuperé. No voy a mentir. Es bastante difícil, la recuperación absoluta en este tipo de desórdenes no existe, sobre todo cuando se llega a un punto tan profundo. [...] Mi psicólogo fue una pieza fundamental para que hoy me sienta como me siento. Hago psicoanálisis desde hace unos cuatro años, pero empecé a darle bola hace dos... Lo aconsejo a todo el mundo. Después de mi intento de suicidio estuve internada durante tres meses, y mi psicoanalista estuvo conmigo, siempre ayudándome, siempre escuchándome. Abzurdah, el libro en donde cuento esto con todo detalle, también fue de gran ayuda. Escribirlo fue como un proceso de rehabilitación".

Foto: http://www.bigbangnews.com/farandula/Cielo-Latini-dice-que-Grana-la-echo-de-su-casa-como-a-una-rata-20160729-0015.html

Testimonio de Lydia Davies, británica de 23 años, publicado en el diario La Vanguardia:

"La enfermedad de Lydia Davies empezó a afectarla cuando tenía 18 años e hizo el cambio a la Universidad. Era 2010 y empezaba sus estudios de moda cuando una noche estuvo con alguien y se sintió muy avergonzada de su cuerpo. Apareció un sentimiento de odio hacia sí misma que hizo que empezara a alterar sus hábitos de alimentación. Según declaraciones a The Mirror, "empecé a tratar de comer muy sano para contrarrestar cómo me sentía. Vivía en una residencia de estudiantes que no ayudó. Me empecé a sentir incómoda cuando comía delante de otras personas". Y eso desencadenó a una situación límite en la que únicamente se alimentaba de un refresco light y tres cucharadas de sopa de espárragos al día.
Lydia llegó a pesar 30 kilos y la llamaban 'La flaca', mote que a ella le gustaba. Pero para evitar que la llevaran al hospital su problema de anorexia derivó en bulimia. Hasta que llegó el momento en el que se asustaba cada vez que se miraba al espejo, lo que la llevó a caer en el alcoholismo para paliar este daño. Bebía en secreto en su habitación dos botellas de vino al día, "hasta que mis padres encontraron 40 botellas bajo mi cama escondidas", dice la joven británica.
Tras estos años de sufrimiento Lydia Davies puede contar su historia. Ha tenido mucha ayuda y ha podido aprovecharla. Ella cuenta que su novio la ha ayudado mucho y que ya no se pesa. "Ahora consumo 1.500 calorías al día", añade. Aunque ella sabe que esta enfermedad le ha dejado secuelas: "Yo sé que tendré problemas a largo plazo debido a mi anorexia. Tengo problemas de rodilla y de cadera. Puedo sentir que mis huesos son débiles. Incluso aún cuando como fuera me siento culpable. Todavía siento las voces de la anorexia, solo he tenido que aprender a ignorarlas". 


Testimonio del británico David Gwynfor Samuel, publicado en el diario El Mundo:

"Siempre fui un niño gordito y también nací con una deformidad congénita en mi pierna derecha. En la adolescencia decidí perder algo de peso y además de verme más delgado, mejoraría mi pierna y llamaría más la atención de las chicas, algo que todos pretendemos a esa edad". Pronto, la dieta se convirtió en una auténtica lucha contra la comida y en una batalla contra mi propio cuerpo. Me odiaba a mi mismo y el miedo constante a ganar peso convirtió mi vida en una mera existencia dominada por el ejerciciola cuenta de calorías y el trabajo. Nada más [...] Durante casi tres años, mi relación con mi padre y con mi hermano ha sido un infierno por culpa de mi enfermedad. Afortunadamente, ahora nos llevamos incluso mejor que antes de caer en la anorexia [...] Estaba haciendo prácticas de psiquiatría en un hospital local cuando me propusieron ir a ver un centro de trastornos alimentarios. Entré en una habitación llena de chicos que eran la viva imagen de mi cuerpo huesudo. Era como si me estuviese viendo en muchos espejos. Sentí su dolor y me di cuenta de que yo estaba sintiendo lo mismo [...] Admitir que tenía una enfermedad mental fue la parte más dura, pero esa mañana en la clínica, hablando con otros pacientes, comprendí que la anorexia podía echar por tierra mi sueño de convertirme en médico antes de que empezara. Los anoréxicos que tienen éxito en su empeño por perder kilos nunca ven que es suficiente y mueren. Yo no quería convertirme en uno más del 20% de anoréxicos que fallece [...] "Comenzó entonces su reto personal de ganar la partida a la anorexia, algo que ha conseguido gracias al apoyo incondicional de su familia y de su universidad, a sesiones semanales de terapia cognitiva y asesoramiento y a una gran fuerza de voluntad".

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